La dedicación de Eugenio a los demás había afectado su salud.
El estado en que he caído es extraordinario y exige un remedio rápido. Es una apatía absoluta para todo lo que me concierne directamente; parece que cuando tengo que pasar del servicio del prójimo a la consideración de mí mismo, parece, digo, que ya no tengo fuerzas, que estoy completamente agotado, seco, incapaz hasta de pensar..
Notas de Retiro, Mayo 1818, E.O. XV, n. 145
En realidad, los demás se habían preocupado más por la salud de Eugenio que él mismo. Viendo la preocupación de su madre por la forma en que se había extralimitado en el trabajo, le escribe con un toque de humor:
Tengo que tratar de quitarle la idea de que quiero matarme.
Resumen de las resoluciones de retiro, Mayo 1818, E.O. XV, n. 146
La primer parte de 1818 encontró a Eugenio exhausto y propenso a la enfermedad. Su tío, el Padre Fortuné de Mazenod se encontraba viviendo con él en casa y lo refiere en algunas de sus cartas al padre de Eugenio en Marsella:
Eugenio, a pesar del enorme peso de sus ocupaciones, no lo hace tan mal. Su única afección actual es una pérdida constante de sangre debido a hemorroides.
Nunca dejo de recordarle lo importante que es moderar su celo en todos aspectos y encender el fuego que dure, pero a menudo le hablo a la pared.
Carta de Fortuné de Mazenod al padre de Eugenio, Enero 30, 1818,
Archivos Generales OMI F.B. V, 1-7
Dos semanas después Fortuné comenta que Eugenio había estado enfermo:
Eugenio mejora día con día. Ayer y hoy le fue posible oficiar Misa, y comienza a recuperar energía, exhausto por el trabajo y el ayuno … Finalmente lo tenemos donde le queremos y habrá de obedecer.
Carta de Fortuné de Mazenod al padre de Eugenio, Febrero 17, 1818,
Archivos Generales OMI F.B. V, 1-7
Y al día siguiente:
Eugenio no presenta ya ningún síntoma y continúa mejorando al marcar límites a su celo y comiendo y durmiendo más. Creo que ello le ha preocupado un poco y contrariado algunas de sus ideas respecto a la piedad. Pero debe dar a todo su justo valor y no perder la medida al buscar ser mejor, como dice San Pablo. De otra forma, antes de llegar a los 40 no será útil a la Iglesia y sólo podrá ocupar una cama en compañía de quienes están desahuciados.
Carta de Fortuné de Mazenod al padre de Eugenio, Febrero 18, 1818
Archivos Generales OMI F.B. V, 1-7
La versión de Eugenio al respecto fue:
He buscado seriamente los medios de sustraerme a los cuidados demasiado solícitos que la caridad ha inspirado a varias personas que acaso temen demasiado que recaiga en la enfermedad. Me he indignado de que se hiciera tanto caso de mí …
Notas de Retiro, Mayo 1818, E.O. XV, n. 145