La extenuación a la que se refiere Eugenio en su retiro de 1818 fue causada en parte por su fuerte personalidad, que le llevó a una reacción acalorada ante varias situaciones, en especial al tratarse de un trato injusto a las personas.
Estaré en guardia contra mi vivacidad natural, y haré cuanto dependa de mí para ahogar la indignación que me inspiran ciertos procedimientos que hieren mi delicadeza o que repugnan a la equidad natural de la que el Señor me ha dado un sentido exquisito….
Hace referencia a las muchas contradicciones y reveses que experimentó de quienes se oponían a su misión. [Hemos abordado este tema en textos anteriores]. Escribió:
… así, cuando me muestren indiferencia, cuando me nieguen las consideraciones que, hablando según el mundo, podría creer que me son debidas, cuando incluso se llegara a despreciar mi persona, etc., es esencial, indispensable que lo soporte con mansedumbre. Sería incluso de desear que me alegrara de ello.
Deseaba ir más allá y llegar a la raíz de sus reacciones, estando consciente de qué las ocasionaban y estar mejor preparado, a través de una actitud positiva.
No es suficiente no guardar rencor, perdonar sin dificultad, olvidar las ofensas, incluso atender amablemente a los que más me han ultrajado, disposiciones en que habitualmente me hallo y que he mostrado en los momentos de prueba; sino que hay que llegar aun a reprimir ese primer movimiento suscitado por el orgullo; no hay que ceder ni por un instante a la indignación que esos procederes despiertan en el fondo de mi corazón, ni al desprecio que inspiran hacia aquellos que así actúan.
Notas de Retiro, Mayo 1818, O.W. XV, n. 145
“Domina las pequeñas molestias y conserva tu energía para las cosas grandes y que valen la pena. No es la montaña frente a ti la que te desgasta – sino el grano de arena en tu zapato.” Robert Service