Madame de Mazenod, madre de Eugenio tenía también una fuerte personalidad, así que es fácil imaginar las chispas que habría de vez en vez entre madre e hijo. En las resoluciones de su retiro, Eugenio escribió:
Con mi madre, menos rigor, más amabilidad en todo lo que pueda hacer para no afligirla sin que se perjudique el orden, la regularidad, el espíritu de mortificación.
Al parecer a ella le preocupaba el atareado estilo de vida de Eugenio y estaba convencida de su determinación de atentar contra su vida, a través del exceso de trabajo:
Tengo que tratar de quitarle la idea de que quiero matarme.
Resumen de las resoluciones del retiro, Mayo 1818, E.O. XV, n. 146
El Tío Fortuné de Mazenod describe cómo Madame de Mazenod se involucraba en la organización de la vida de su hijo:
Encontré a tu esposa en la casa de la misión, atareada preparando el equipaje que tu hijo necesitaría para el viaje …
Carta de Fortuné de Mazenod al padre de Eugenio, Abril 7, 1818, Archivos Generales OMI F.B. V, 1-7
Fortuné decidió un acercamiento pasivo al tratar con la madre de Eugenio – según escribió a su hermano:
He decidido, siguiendo tu ejemplo, dejar que tu esposa diga cuanto quiera sin interrumpir ni contradecirla. Respondo “Amén” a todas sus ideas y proyectos, siendo esta mi insignificante respuesta. Esto nos permite llevarnos bien y nunca cambio este útil acercamiento. Por la gracia de Dios, no tengo preocupación alguna y agradezco a Dios a diario por darme el don de la paciencia, del que tan a menudo debo hacer uso.
Carta de Fortuné de Mazenod al padre de Eugenio, Mayo 2, 1818, Archhivos Generales OMI F.B. V, 1-7
“La paciencia es la compañera de la sabiduría.” San Agustín