La carta a los Misioneros, recibida de la Diócesis de Digne con el ofrecimiento de atender Notre Dame du Laus, mencionaba se requerirían dos sacerdotes. Durante el verano dedicarían todo su tiempo a los incontables peregrinos que llegarían a diario, y en el invierno evangelizarían las aldeas cercanas.
Las Mémoires de Marius Suzanne Rey describen el discernimiento respecto a esta solicitud:
El Fundador las evaluó. Para evitar la incertidumbre, decidió consultar a los compañeros que Dios le había dado. Reunió a los seis sacerdotes que formaban la pequeña Sociedad y les leyó lentamente la carta de M. Arbaud, deteniéndose en las partes más importantes, pidiéndoles expresar su opinión.Tuvo el cuidado de señalar que la aceptación de esta fundación tendría grandes repercusiones. Entre otras, la transformación de la Sociedad, que dejaría de ser diocesana y continuaría existiendo solamente por el compromiso de todos los miembros, a través de votos religiosos. Dicha propuesta no sorprendió a nadie, comenta el Padre Suzanne, y todos aceptaron con entusiasmo la fundación de la Casa de Nuestra Señora de Laus.
Rey I, p. 228.
Eugenio escribió entonces a las autoridades de la Diócesis de Digne:
… si piensa que el proyecto que ha concebido, puede procurar alguna gloria a Dios y contribuir a la salvación de las almas, estoy plenamente dispuesto…
Carta a M. Arbaud, el 23 de agosto 1818, E.O. XIII, n. 16
Nuestra Constitución 26 actual refleja este proceso:
Como personas y como comunidad, tenemos la responsabilidad de buscar la voluntad de Dios. Nuestras decisiones reflejan mejor esta voluntad cuando se toman tras un discernimiento comunitario y en la oración.