El retiro anual de todo el grupo duró varios días más después de la reunión del Capítulo General, convirtiéndose en la preparación para su oblación el 1° de noviembre de 1818.
Las pláticas del retiro, ofrecidas por el Superior-General mismo, completaron su acercamiento de mente y corazón. Sus exhortos al auto-sacrificio total fueron emotivos y eficaces. Suplicó a los asistentes tomar las mismas decisiones por las que estarían a favor, ya fuera a la hora de la muerte y acerca de presentarse ante el Juez Supremo. Maunier y Mie habían decidido para entonces seguir a la mayoría y pronunciar sus votos perpetuos. Aubert pidió se le permitiera tomar sólo votos temporales; Deblieu ya no se rehusó rotundamente, sino solicitó un año de gracia para reflexionar; en 1819, él también, hizo su profesión religiosa como los demás…
La inteligente asignación de puestos significó al mismo tiempo la aprobación de la firme determinación de Eugenio de Mazenod de hacer que su plan de vida religiosa prevaleciera y probara a quienes se habían opuesto a ella, que aún gozaban de la estimación de todos. Con toda seguridad deben haber sido profundamente afectados por tan delicada consideración.
Leflon 2, págs. 168 – 169
Las Reglas de vida Oblata actuales:
Como lo exige su misión, los Oblatos quieren seguir de forma radical el ejemplo de Jesús que fue casto y pobre y rescató el mundo con su obediencia. Así pues, por un don del Padre, escogen el camino de los consejos evangélicos.
CC&RR, Constitución 12