LOS MÁS NECESITADOS

En un momento de su juventud, cuando Eugenio se sintió “más necesitado” de un sentido en su vida, comprendió que era desde la Cruz desde donde vendría su solución. Comprendiendo el amor de Jesucristo Salvador por él todo cambiaba y no estaría “abandonado” nunca más. Con la gozosa aceptación de una dirección fija en su vida llegó a ser plenamente consciente de los muchos que estaban “necesitados” de algún sentido duradero en sus vidas. Los comienzos de su ministerio como joven sacerdote fueron una respuesta. Él dedicó su vida a ayudar a los “más necesitados” llegaran a darse cuenta de que podían participar de su misma transformación.

En 1818 fue inspirado a invitar a otros a unirse a él en un estilo de vida para hacer diferente las vidas de estas personas. Ahora, en 1818, él puso por escrito este compromiso en la Regla. Sus dos primeros artículos mostraban la dirección de la respuesta inicial de los Misioneros a los más necesitados espiritualmente en Provenza:

Por eso los miembros de esta Congregación se aplicarán, bajo la autoridad de los ordinarios de quienes siempre dependerán, a procurar auxilios espirituales a los pobres esparcidos por las zonas rurales y a los habitantes de las aldeas más desprovistos de esos socorros espirituales. Atenderán a esas necesidades por medio de misiones, de catequesis, de retiros u otros ejercicios espirituales.

Regla de 1818, Parte Primera, Capítulo Uno. Los fines del Instituto, §1 la predicación de la Palabra de Dios a la gente.

Hoy, la llamada de Eugenio en favor de los “más necesitados” continúa resonando para todos los miembros de la familia Mazenodiana:

Donde la Iglesia está ya implantada, los Oblatos se consagran a los grupos más alejados de ella. Nuestra misión, en efecto, nos lleva en todas partes principalmente hacia aquellos cuya condición está pidiendo a gritos una esperanza y una salvación que sólo Cristo puede ofrecer con plenitud. Son los pobres en sus múltiples aspectos: a ellos van nuestras preferencias .

CC&RR Constitución 5

 

“No se puede querer construir un mundo mejor sin mejorar al individuo. Con ese propósito, cada uno de nosotros debe trabajar para nuestro propio desarrollo y, al mismo tiempo, compartir la responsabilidad general por la humanidad. Nuestro deber en particular es ayudar a aquellos a quienes podemos ser más útiles.”             Marie Curie.

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