NOTA BENE – ¡TOMA NOTA!

Habiendo reflexionado sobre el daño causado a la Iglesia por los malos sacerdotes, Eugenio mete su pluma en el tintero y emprende una apasionada reflexión sobre la vocación del Misionero. NOTA BENE, escribe: ¡toma nota!

El texto que sigue es conocido por nosotros como “El Prefacio”, en la forma en que nosotros lo hemos recibido.

Eugenio intenta contrarrestar el estrago causado por los malos sacerdotes poniendo en alto el ideal de lo que es un sacerdote Misionero Oblato.

¡Qué fin más sublime que el de su Instituto!
Su fundador es Jesucristo, el mismo Hijo de Dios;
sus primeros padres, los Apóstoles.
Son llamados a ser los cooperadores del Salvador,
los corredentores del género humano;

Regla de 1818 Capítulo primero, §3. Nota Bene. Missions, 78 (1951) p. 15

Aquí, de una forma sucinta, está la semilla de la vocación del Misionero para todos aquellos que están llamados a vivir según el sueño de Eugenio.

¡Qué fin más sublime que el de su Instituto!

Eugenio repite, con palabras diferentes, los tres pilares fundamentales de nuestra vocación que había escrito en nuestro artículo primero.

NOTA BENE-¡TOMA NOTA! Su fundador es Jesucristo, el mismo Hijo de Dios;

La Congregación tiene su origen en la llamada de Jesús –Él es su Fundador. Cada Misionero forma parte de este cuerpo debido a tener conciencia de una invitación personal por parte de Jesucristo.

NOTA BENE-¡TOMA NOTA! sus primeros padres, los Apóstoles.

Somos llamados en comunidad. Pero no solamente como una comunidad cualquiera, sino como una comunidad que sigue el ejemplo de Jesús y los apóstoles. Más que de seguir, se trata de una inserción en la comunidad evangélica de Jesús, los apóstoles y los primeros discípulos. Es una continuación de esa comunidad.

NOTA BENE-¡TOMA NOTA! Son llamados a ser los cooperadores del Salvador, los corredentores del género humano

El tercer pilar es la misión: aquel de conducir a la gente a la misma experiencia de salvación que los Misioneros estaban viviendo. De ahí la escueta definición de lo que es un Misionero: “cooperador del Salvador” – ¡nada menos que un corredentor!

NOTA BENE – -¡TOMA NOTA!. ¡Qué fin más sublime que el de su Instituto!

Me quedo sin respiración cada vez que medito sobre estas palabras. Si vivimos esta realidad de un modo convincente, ¡a lo que nos llama una iluminación misionera de nuestra vocación! Si realmente vivimos estas palabras en toda su plenitud, ¡qué diferencia marcaríamos en el mundo!

 

“Las organizaciones de sacerdotes en todo el país, tanto locales como nacionales, deberían darse cuenta de que sus miembros tienen un serio problema de imagen y emprender programas para mejorarla”.        Andrew Greeley.

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