La Regla fue escrita en 1818 como un intento de reseñar las experiencias que los Misioneros habían vivido durante, aproximadamente, tres años y extraer los principios básicos para el futuro. La Nota Bene de Eugenio continua con la descripción de la Iglesia de Francia tras la Revolución y constituye el punto central de sus experiencias vividas.
¡Qué vasto campo que recorrer! ¡Qué noble empresa!
Los pueblos se corrompen en la ignorancia crasa de todo lo concerniente a su salvación;
la consecuencia de esa ignorancia ha sido el debilitamiento por no decir la casi desaparición de la fe y la corrupción de las costumbres.
La respuesta de los Misioneros era enseñar a la gente su dignidad como miembros del Cuerpo de Cristo, la Iglesia –Jesús había derramado su sangre por cada miembro de la misma:
Es, pues, urgente hacer que vuelvan al redil tantas ovejas descarriadas,
¿Cómo hacer esto?
Predicar e instruir a la gente, invitándoles a una relación personal con Cristo Salvador. Este era el objetivo de cada sermón y de cada actividad misionera. Esta era la vocación del Misionero:
enseñar a esos cristianos degenerados lo que es Jesucristo,
El propósito de emplear horas y horas en el sacramento de la confesión durante cada misión popular y en la misión permanente en Aix, también son reflejados aquí:
arrancarles de la esclavitud del demonio
y mostrarles el camino del cielo,
extender el imperio del Salvador, destruir el del infierno, impedir millones de pecados mortales,
difundir la estima y la práctica de toda clase de virtudes…
Regla de 1818 Capítulo primero, §3. Nota Bene. Missions, 78 (1951) p. 16
En el escrito de la Regla de los Misioneros hemos leído e interpretado lo que estuvieron haciendo ya en su tiempo, y hemos establecido los principios básicos de su espíritu para sus acciones futuras. Hoy, continuamos siendo guiados por este espíritu:
Lo intentan todo para suscitar o despertar la fe de aquellos a quienes son enviados, haciéndoles descubrir «quién es Cristo». Están siempre dispuestos a responder a las necesidades más urgentes de la Iglesia mediante varias formas de testimonios y ministerios, pero sobre todo por la proclamación de la Palabra de Dios, que encuentra su culminación en la celebración de los sacramentos y en el servicio al prójimo.
CC&RR, Constitución 7
“Una Iglesia es un hospital para pecadores, no un museo para santos”. Abigail Van Buren.