Si tomamos el Viernes Santo de 1807 como un momento clave en la conversión de Eugenio y buscamos una dirección en su vida, entonces, éste es el primer texto después de ese momento que muestra cómo él se siente llamado a “un estado más perfecto”. Esto muestra que no hay nada inmediato en la conversión. Una vez que vemos esta dirección, ésta sigue siendo una lucha a permanecer con ella. Eugenio tiene 25 años cuando escribe a su amigo Emmanuel Gaultier de Claubry el 23 de diciembre de 1807:
Le hablaré ahora de mí ? Sí, pero será para encomendarme a sus oraciones, para encargarle expresamente pida a Dios con perseverancia que haga se cumplan en mí sus adorables designios que yo retardo con mis infidelidades; que golpee, que corte, que me reduzca a no querer sino lo que El quiere, que vuelque los numerosos obstáculos que se oponen a que llegue a un estado más perfecto al que creo firmemente ser llamado.
Que me dé la gracia de conocer cada vez más las vanidades de este miserable mundo, para que solo mire a esos bienes celestiales que la polilla no puede roer. En una palabra que me haga digno de la Comunión de los Santos y me haga ocupar entre ellos el lugar que me parece haberme destinado, pero que estoy lejos de haber merecido.
Carta a Emmanuel Gaultier de Claubry,
el 23 de diciembre 1807, Escritos oblatos XIV n.22
Aunque la visión del mundo parece demasiado negativa – puedo identificarme con lo que dice Eugenio: la necesidad que recen por él. Que pueda ser fiel y perseverante. Y que los obstáculos sean superables.