Cuando Jesús desembarcó y vio tanta gente, tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Así que comenzó a enseñarles muchas cosas… Marcos 6:34
Imitar las “virtudes y ejemplos de Jesucristo” fue lo que llevó a Eugenio a ocuparse de la última área de misión de la Regla de 1818: la misión de las casas donde vivía la comunidad de Misioneros. Cada una de estas comunidades tenía una iglesia, abierta al público. Serían Misioneros fuera y en casa – y usarían su iglesia para continuar sus actividades de evangelización como centro de misión permanente.
En fin, para volverse útiles a los lugares donde han sido fundadas las casas del Instituto, no solo se confesará a todas las personas que se presenten, pero se hará, mañana y tarde, la oración en público, que será seguida, en la tarde, por una instrucción o meditación…
El mayor objetivo de su ministerio era instruir a un pueblo lleno de ignorancia tras los muchos años de Revolución. Eugenio ahora continúa enunciando los campos de instrucción en los que los Misioneros tenían que concentrarse
En la que se insinuará insensiblemente todos los principios de la vida cristiana y de la más precisa piedad
para llevar a las almas al amor de Dios y de su Hijo Jesucristo,
a la práctica de la mortificación y de las otras virtudes,
a la frecuencia de los sacramentos,
a la devoción a la Santísima Virgen, cuyas octavas se celebrarán fielmente.
El domingo, además de los ejercicios que tendrán lugar de mañana en la Congregación de juventud cristiana, se hará, por la tarde, una instrucción o catecismo.
Regla de 1818, Capítulo 3 § 7. Ejercicios públicos en la Iglesia
“Todas las grandes tradiciones religiosas poseen básicamente el mismo mensaje, que es amor, compasión y perdón, lo importante es que deberían ser parte de nuestra vida diaria.” Dalai Lama