Para el Misionero, clarificar y compartir su propia visión interior está siempre conectado a lo que uno recibe en la oración y comparte con los demás.
La otra parte, la consagrarán enteramente
a las obras exteriores del celo más activo,
como son las misiones,
la predicación y las confesiones,
la catequesis, la dirección de la juventud,
la visita de enfermos y prisioneros,
los retiros espirituales
y otros ejercicios semejantes.
Regla de 1818, Segunda parte, Capítulo primero,
Otras observaciones principales
El Cristiano no puede separar la oración de la experiencia de vida y la acción:
Manteniéndose en una atmósfera de silencio y de paz interior, buscan la presencia del Señor en el corazón de los hombres y en los acontecimientos de la vida diaria, lo mismo que en la Palabra de Dios, la oración y los sacramentos. Como peregrinos, caminan con Jesús en la fe, la esperanza y el amor.
CC&RR, Constitución 31
“Lo más satisfactorio en la vida es haber sido capaz de dar gran parte de uno mismo a los demás.” Pierre Teilhard de Chardin