Con Jesucristo como punto central en la calidad de sus vidas y relaciones, los Misioneros debían llenar el mundo con el “perfume” de la presencia transformadora del Reino de Dios:
Pero, tanto en la misión como en el interior de la casa,
pondrán su principal empeño
en avanzar por el camino
de la perfección eclesiástica y religiosa…
en una palabra, procurarán hacerse otros Jesucristo,
exhalando doquiera el aroma de sus amables virtudes.
Regla de 1818, Segunda parte, Capítulo primero,
Otras observaciones principales
El ideal del Misionero es transformar:
Nuestra vida entera es oración para que el Reino venga a nosotros y por nosotros.
CC&RR, Constitución 32
“Nada es tan contagioso como el ejemplo, y nunca hacemos grandes bienes ni grandes males que no produzcan otros iguales.” Francois de La Rochefoucauld