ACTITUDES PARA SER: LA ÚNICA CREDENCIAL POSIBLE

Cuando un embajador llega a un país nuevo para representar a su Cabeza de Estado, él presenta sus “credenciales” al presidente o al monarca del nuevo país. Para Eugenio, la Cruz es la “credencial” que muestra que es Dios el que envía al Misionero a ser co-operador del Salvador para aquellos a los que está misionando.

Este crucifijo será como el diploma de su embajada a los diversos pueblos a los que serán enviados.

La “credencial” es un signo para los demás y un recordatorio para el propio Misionero de su condición de ser constantemente enviado por el Salvador:

No servirá solamente para conciliarles el respeto de los que tienen que evangelizar, sino que será para ellos mismos un monitor continuo que les recordará la humildad, la paciencia, la caridad, la modestia y todas las otras virtudes con las que tienen que ejercer su santísimo y muy sublime ministerio.

Regla de 1818, Segunda Parte, Capítulo Uno. Otras observaciones principales

Hoy, tras un periodo de intensa formación, el nuevo Oblato recibe sus “credenciales” para participar de la Cruz de Jesús, cuyas promesas son su esperanza:

La etapa del noviciado concluye con el compromiso, libre e impregnado de fe, en la Congregación. Tras haber experimentado el amor del Padre en Jesús, el novicio consagra su vida a manifestar ese amor. Confía su fidelidad a aquél cuya cruz comparte y en cuyas promesas espera.

CC&RR, Constitución 59

 

“El testigo, en el sentido en el que uso la palabra, es un hombre cuya vida y fe son tan completamente una que cuando se le presenta el reto de salir y dar testimonio de su fe, lo hace, haciendo caso omiso de los riesgos que conlleva, aceptando todas sus consecuencias.”        Whittaker Chambers

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