Dos meses después, Eugenio había aceptado realizar la misión parroquial en el pueblo de Barjols, al reconocer la urgencia:
Más de cincuenta párrocos piden con insistencia una misión. Para guardar cierta equidad en la elección, me parece que debía tener en cuenta la fecha de las peticiones. Me inclino, sin embargo, a darle a Ud. la preferencia. Me parece que es deber nuestro acudir allí donde el peligro es más urgente.
Nos han pedido ir a Marsella; allí podríamos presagiar algunos consuelos, mientras que en Barjols sólo podemos esperar contradicciones y sufrimientos…
Carta al Señor Párroco de Barjols, el 20 de agosto 1818, E.O. XIII, n. 14
Barjols era el pueblo principal de su distrito y en ocasiones se referían a él como “la capital de la tenería de Francia” por sus numerosas tenerías e industria. Era conocida por las opiniones anti-religiosas de quienes estaban a cargo. Los seis Misioneros, esperando “contradicciones y dificultades,” salieron de Aix llenos de entusiasmo apostólico y el valor recibido de su reciente oblación. Al llegar a Barjols, en vez de encontrar hostilidad, se sintieron abrumados con la cálida bienvenida recibida.
Nuestro viaje ha sido feliz; únicamente, en mi opinión, no era bastante apostólico. En el futuro habrá que tomar algunas precauciones para no ser tratados con tanta delicadeza y esplendidez… Nuestra recepción tenia el aspecto de una marcha triunfal; habían acabado las Vísperas cuando llegamos; toda la población vino en tropel a nuestro encuentro antes de que la procesión se pusiera en marcha. Los principales habitantes, el alcalde y los tenientes de alcalde, de etiqueta seguían al clero. Cuando llegamos a la Iglesia la encontramos archillena y había tanta gente fuera como dentro.
Carta a Henri Tempier, el 10 noviembre 1818, E.O. VI n. 32
Las “contradicciones y dificultades” de parte de las autoridades estaban por venir, pero la gente común estaba ansiosa de cuidado espiritual y respondieron cálidamente a la presencia y mensaje de los Misioneros.
“Aprendí que el valor no es la carencia de temor, sino el triunfo sobre él. El hombre valiente no es quien no tiene temor, sino el que se sobrepone a él.” Nelson Mandela