Apenas a unos días de iniciada la misión en Barjols, encontramos a los Misioneros en pleno desarrollo. Estaban acercándose con éxito a las personas que se habían alejado de las prácticas religiosas por décadas:
Ya estamos en el confesionario sin movernos de la mañana a la tarde. Los hombres, al primer aviso, han acudido en masa ¡y bien sabe Dios que lo necesitaban! Se trata aquí tanto para los hombres como para las mujeres, de treinta, cuarenta y cincuenta años. Están maravillados del éxito de la misión.
Carta a Henri Tempier, el 14-15 de noviembre 1818, E.O. VI n.34
Se reconocía a los Misioneros como los instrumentos mediante los cuales la gente se reconciliaba con Dios y entre ellos.
Las reconciliaciones se realizan pública y espontáneamente a los pies de la cruz. Es encantador. Rece por nosotros y por ellos. ¡Oh! cuánta razón tenía san Vicente de Paul cuando afirmaba que sólo el demonio podía estar en contra de las misiones.
Carta a Fortuné de Mazenod, el 22 de noviembre 1818, E.O. XIII n.20
si supieras todo cuanto Dios realiza aquí por nuestro ministerio,
Carta a Jean Baptiste Honorat, noviembre 1818, E.O. VI n.35
Conservando esta tradición, actualmente nuestra Regla Oblata de Vida nos dice:
En la proclamación de la Palabra, emplearemos siempre, según nuestra tradición, un lenguaje sencillo y directo, adaptado y fácilmente comprensible al auditorio.
En todo nuestro ministerio, especialmente en el de la reconciliación, reflejaremos la bondad, la paciencia y la comprensión del Salvador.
CC&RR, Regla 7 g
Encontrandola, la pone sobre sus hombros, gozoso; y cuando llega a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: «Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.» Lucas 15:5-6
Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque éste, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Lucas 15:32