Si queremos lograr los mismos frutos que los Apóstoles y los primeros discípulos del Evangelio, tenemos que emplear los mismos medios, y con mayor razón, puesto que no teniendo el poder de hacer milagros, a falta de eso, hay que atraer a los pueblos extraviados con el brillo de las virtudes.
Eugenio cae en cuenta de una diferencia entre los apóstoles y los Misioneros: la habilidad de realizar milagros físicos para apoyar y confirmar su predicación. Así, deben apoyar y confirmar la predicación por la calidad de sus vidas – a través del “brillo de nuestras virtudes.” Su ejemplo de vida debía resplandecer y hablar por sí misma.
La palabra “virtud” puede ser peligrosa, pues podría denotar una introspección trastornada. En el uso popular actual, “virtud” puede tener la connotación de que es sólo a través de mi esfuerzo que logro ser bueno. Pero el espíritu encontrado por los Misioneros en los Evangelios y en los apóstoles fue el de “ser” para permitir a Dios hacer el trabajo. Los milagros de salvación son producto de Dios y no de mi esfuerzo.
El ejemplo de los incontables Misioneros Oblatos que dieron su vida y talento al servicio de Dios es prueba de que el “brillo de sus virtudes” es una característica misionera: San Eugenio, el Beato Joseph Gerard, José Cebula y los Mártires Españoles han sido reconocidos oficialmente por permitir a Dios realizar Su tarea a través de ellos. La lista es larga e incluye a miles de nombres como Grandin, Charlebois, el Hno. Antonio, Maronic, Hurley, Jetté, Mauricio Lefebvre, Borzaga etc. Esta larga lista nos inspira a ser misioneros activos y generosos.
Me avergüenzo al escribir estas líneas. ¡Ay! nadie sabe mejor que yo que es más fácil dar lecciones que dar ejemplos….
Carta a M. Arbaud, Vicario General de Digne, Enero 1819, E.O. XIII núm. 2
“Reza como si todo dependiera de Dios; trabaja como si todo dependiera de ti.” San Agustín
“Pide como si todo dependiera de ti; trabaja como si todo dependiera de Dios.” San Ignacio de Loyola
(cf. http://www.countrymonks.us/?p=1615)