En 1819 Eugenio continuó sus actividades normales: dirigir el ministerio de los Misioneros, predicar misiones parroquiales, acompañar a la Congregación de la Juventud y las actividades de la casa e iglesia en Aix. Además de ello, estaba la nueva tarea en la segunda comunidad en Laus, bajo la dirección de Henri Tempier, a quien escribe:
Le digo a Dios durante el Santo Sacrificio y la adoración de las 40 Horas, que si ese joven no debía perseverar en la gracia, que no pedía para él la curación, con todo, el Señor es bastante poderoso para conceder las dos cosas: la curación y la perseverancia.
Veo que obro libremente con Dios; es en el momento de la comunión que me permito esas indiscreciones…
Carta a Henri Tempier, Febrero 22, 1819, E.O. VI núm. 40
Esto se refiere a su preocupación de uno de los miembros de su Congregación de la Juventud, quien se encontraba enfermo de gravedad y agonizante. Surge la íntima y amorosa relación de Eugenio con Dios: “Como puede ver, no soy tímido ante el buen Señor; es en el momento de la comunión que me permito esas indiscreciones.” En la oración, Eugenio podía ser él por completo con Dios y dejar salir todo lo que había en su corazón. Fue de esta intimidad de donde surgió su celo misionero.
“Y acostumbraba hablar el SEÑOR con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo.” Éxodo 33:11
“Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.” Juan 15:14
«La oración mental en mi opinión, no es otra cosa que el íntimo compartir entre amigos; significa tomar tiempo frecuentemente para estar con Él, quien sabemos nos ama. Para que ese amor dure y la amistad prevalezca, las voluntades de los amigos deben estar en sintonía.» Sta. Teresa de Jesús