Con el establecimiento de la segunda comunidad, a considerable distancia de Aix, la mayor preocupación de Eugenio era asegurarse de que el mismo espíritu proveniente de Dios se mantuviera en ambas comunidades. Por ello nombró a Henri Tempier como superior. Sabía que Tempier había comprendido por completo el espíritu fundador y siempre se refería a él como mi otro ser (alter ego), e insistía:
Mantenga en todo la disciplina más regular; comenzáis por formar una comunidad regular, no dejéis deslizarse abusos…
Carta a Henri Tempier, febrero 22, 1819, E.O. VI núm. 40
El concepto “regular” comienza ahora a aparecer en forma sistemática en los escritos de Eugenio. No tenía nada que ver con la expresión en inglés de “ser tan regular como un reloj.” Eugenio lo utilizaba en conexión con el Latín “regula” y la palabra en francés “règle”, refiriéndose a la Regla de los Misioneros. “Regularidad” significaba ser fiel a los preceptos y el espíritu de la Regla. En inglés diríamos “ten la Regla siempre en mente” o se siempre fiel a la Regla.
Ser fiel requería una disciplina y era lo que Eugenio encargaba a Henri Tempier, al insistir en ello desde el inicio de la vida de la nueva comunidad. El propósito de esta disciplina fue formar el hábito de vivir todo en el espíritu de la Regla. Un autor anónimo captura el carácter que Eugenio buscaba que sus Misioneros lograran a través de la asiduidad:
Cuida tus pensamientos, pues se convierten en palabras.
Cuida tus palabras, pues se convierten en acciones.
Cuida tus acciones, pues se convierten en hábitos.
Cuida tus hábitos, pues se convierten en quien eres.