Después de su enfermedad, Eugenio reanuda sus escritos en el Diario de la Congregación Cristiana de la Juventud y describe la reacción cariñosa de los jóvenes con su enfermedad. Para él, el mejor modo de mostrar su gratitud es trabajar, más duramente incluso, por su salvación:
Desde la reunión de este día [6 de marzo] no hubo más hasta el 15 de mayo. Esta larga interrupción fue ocasionada por la enfermedad muy peligrosa que llevó al Sr. Director a las puertas de la tumba. Cayó en cama el 10 de marzo y tuvo fiebre varios días; el 14 recibió el santo viático y la extremaunción. Siendo él quien redacta estos informes, ¿podría dejar de consignar aquí los testimonios del tierno interés que le han mostrado esos queridos hijos en esta circunstancia? ¡Ah! Están hondamente grabados en su corazón, y jamás se borrará de su memoria lo que han hecho por él. El afecto que les conservará siempre, las oraciones que no cesará de ofrecer por su salvación y todos los cuidados que seguirá ofreciéndoles para facilitarles los medios de alcanzarla les serán una prueba de agradecimiento.
Diario de la Congregación de la Juventud, mayo 1814, E.O. XVI