Uno de los motivos del éxito del ministerio de los Misioneros era la calidad de su cercanía a la gente. Eran misioneros por el cuidado que tenían del bienestar de los demás. Su mayor preocupación era la salvación de los más abandonados, que no se refería únicamente al área “espiritual”. El pueblo de Saint Etienne, no lejos de Laus, fue destruido por un incendio y los Misioneros respondieron de inmediato, como muestra la carta de Eugenio:
¡Lástima que no estuviera con vosotros el día de vuestra bella acción en San Esteban! Os veo desde aquí en medio de las llamas llevando a todas partes y con inteligencia las ayudas que han debido salvar a gran número de personas. No me sorprende que no se cansen de hablar de esa hermosa abnegación. Cuatro misioneros, en ese ejercicio de caridad predican más que desde el púlpito, por lo menos son mejor comprendidos.
Carta a Henri Tempier, Junio 29, EO VI núm. 45
¿Qué apariencia tiene el amor? Tiene manos que ayudan a los demás. Tiene pies para apresurar a los pobres y necesitados. Tiene ojos para ver la dificultad y necesidad. Tiene oídos para escuchar los suspiros y penurias de la gente. Así es como luce el amor. San Agustín