NUNCA HAY QUE QUERER HACER MÁS DE LO QUE DIOS PERMITE

Desde el inicio de la existencia de los Misioneros, Eugenio insistió en la necesidad de llevar un estilo de vida equilibrado. En su carta de invitación a Henri Tempier a unirse a ellos, escribió:

parte del año será empleada en la conversión de las almas, otra en el retiro, el estudio, en nuestra santificación particular.

Carta a Henri Tempier, el 9 de octubre de 1815, EO VI n. 4

En su declaración de visión, los Misioneros estipularon:

El fin de esta Sociedad no es sólo trabajar por la salvación del prójimo, dedicándose al ministerio de la predicación; se propone también principalmente proporcionar a sus miembros los medios para practicar las virtudes religiosas…

Petición de Autorización Dirigida a los Señores Vicarios Generales de Aix,
el 25 de enero de 1816, EO XIII n.2

Encargándose de que esto no fueran sólo ilusiones, vemos la seriedad con que lo tomó Henri Tempier en Notre Dame du Laus:

He tomado también mi decisión, sea que estemos siempre ocupados con la gente haciendo novenas o no. A las diez de la mañana les hago llamar con la campana de la comunidad, anunciando que debemos todos dejar el confesionario y dirigirnos a nuestras habitaciones para leer, escribir o hacer algo más. Por la tarde, la campana nos llama a las 4. Debido a ello, contamos con hora y media por la mañana y otro período igual por la tarde. Es la única forma en que logramos hacer algo sin poner en riesgo nuestra vida; en cuanto al sábado y domingo, es otra historia, pues debemos permanecer ahí el día entero.

Carta de Henri Tempier a Eugenio de Mazenod, Junio 19, 1819,
Escritos Oblatos II.2, n. 14

Eugenio siguió insistiendo en ello hasta el final. Por ejemplo, en 1842 escribió:

No os dejéis llevar más allá de vuestras fuerzas en el trabajo que os abrumará bien pronto. Nunca hay que querer hacer más de lo que Dios permite. Arreglad todas las cosas con prudencia; pero sobre todo, reservaos siempre tiempo para dedicarlo al estudio y a vuestra santificación personal en el interior de vuestra casa; eso es necesario. .

Carta a Jean-Baptiste Honorat, el 26 de marzo 1842, EO I n. 10.

 

“La felicidad no es un asunto de intensidad sino de equilibrio, orden, ritmo y armonía.”   Thomas Merton

Esta entrada ha sido publicada en cartas y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *