En las montañas de Notre Dame du Laus, los Misioneros tuvieron especial cuidado de celebrar la Eucaristía y otras ocasiones litúrgicas, tan bien como fuera posible.
Los servicios son ofrecidos en el santuario de Notre Dame du Laus con toda la dignidad posible. Tan es así que sería difícil encontrar en nuestras montañas lugares donde Dios sea honrado con mayor respeto y propiedad. La gente está impactada por ello, que dice bastante, y los sacerdotes visitantes no dejan de estar de acuerdo en que si realizaran los servicios con tal respeto en sus parroquias, sus feligreses no podrían resistirse: serían más piadosos.
Tales fueron los comentarios que escuché de la gente en la fiesta de la Visitación; es verdad que nos lucimos ese día
Carta de Henri Tempier a Eugenio de Mazenod, Julio 5, 1819,
Escritos Oblatos II.2, núm. 15
Respecto a la reflexión sobre la exigencia de Eugenio a él mismo y el resto en que la oración litúrgica habría de celebrarse de forma atractiva, por ejemplo, en una de sus Cartas Pastorales al Obispo de Marsella escribió:
A los asistentes … durante la Misa, que no se trate de personas que solamente escuchan, sino que estén comprometidos en todo, que participen en forma constante expresando en voz alta su solidaridad completa con lo que sucede en el altar y que la participación no esté limitada sólo al clero, sino que sea el privilegio de cada fiel en este santo lugar
Mandato en ocasión de la cuaresma, Febrero 8, 1846
“No podemos concebir la idea del apostolado de los laicos sin la liturgia como base.” Dorothy Day