Henri Tempier, de 31 años de edad, quien había vivido 3 años de intensa vida comunitaria en Aix, se encontró a sí mismo ahora en Notre Dame du Laus con un estudiante Oblato y un postulante. Como misionero celoso y religioso obediente, aún sufría con su nivel humano y pidió volver a Aix. Esta carta dirigida a Eugenio nos da una mirada a su soledad
Mi muy querido Padre
Sus cartas me dan vida, sus palabras son como un bálsamo que cura mi corazón; siento que al tener la alegría de recibir una de ellas y al leerla, me encuentro cerca de usted, que puedo escucharle. ¡Oh, si tan sólo la ilusión pudiera convertirse en realidad!
Su sufrimiento se debe a que Eugenio atraviesa algunas dificultades con algunos sacerdotes diocesanos en Aix, y quisiera estar ahí para apoyarlo.
Podría partir a Aix de inmediato, para ayudarle con las dificultades que comentó en detalle. Siento cómo su corazón es puesto a toda clase de pruebas.
Luego se siente culpable por haber aumentado la carga de Eugenio al quejarse de su situación propia en Laus:
¿Pero cómo pude haber aumentado esas dificultades al escribir sobre asuntos que posiblemente le hayan hecho sufrir? No lo sé: debe ser que soy insensible. ¡Oh, insisto que no es tal el caso y que nunca querría causar sufrimiento a alguien de tanta bondad y tan amable hacia mi persona.
Así que atribuya el que haya referido nuestra angustia al gran sufrimiento experimentado al encontrarme lejos de usted y ver en ello mi falta de virtud por la que pierden mérito todas mis acciones. No considero haber dicho nada que pudiera ser contrario al espíritu de sumisión. Si he solicitado con energía el ser relevado de mi tarea, es siempre acorde a su voluntad, pues insisto en que sólo anhelo lo que usted desee. Quise comentar sobre estos asuntos, aun cuando ya tiene conocimiento de ellos, pues me complace mucho escribirle.
Carta de Henri Tempier a Eugenio de Mazenod, Julio 20, 1819,
Escritos Oblatos II.2, núm. 16
Era imposible que Eugenio remplazara a Henri Tempier sin perjudicar la calidad del trabajo misionero en Laus y su espíritu religioso de unidad con Aix. Habría de permanecer ahí por más de cuatro años y de vez en cuando solicitaba volver a Aix.
Nuestra Regla de Vida actual se refiere a ello:
“Para mantenerse fieles, cuentan con la amistad y la vida fraterna, con el compromiso apostólico para con todos, con la oración y la mortificación.”
CC&RR Constitución 18
“La Amistad no necesita de palabras – es la soledad liberada de la angustia.” Dag Hammarskjold