El Diario continúa con una reflexión sobre la relación entre Eugenio y los miembros de la Congregación de la juventud. Su función no era sólo como capellán de un grupo, sino que trabajó por desarrollar un vínculo con cada miembro. Él llegó a ser como un padre para los miembros de la Congregación de la juventud, y ellos llegaron a ser como sus hijos:
Queridos hijos, dejad que deposite en este registro, que debe servir para instrucción de aquellos que tengan la dicha de seguir vuestras huellas, los sentimientos de amor, de estima, de gratitud y de admiración que me habéis inspirado con vuestra conducta para conmigo.
¿Cómo no tendré para vosotros un corazón de padre cuando habéis probado que me amabais como si fuerais mis hijos? Es verdad que yo os he amado primero, pero ¿no es un mérito, a vuestra edad, saber apreciar un sentimiento que iba principalmente dirigido a vuestras almas a cuya salvación habría querido contribuir a costa de toda mi sangre?
Diario de la Congregación de la Juventud, mayo 1814, E.O. XVI
La noción de paternidad fue siempre prominente en la vida de Eugenio: se consideró a sí mismo como el padre de los Oblatos al ser su fundador, y como el padre de la diócesis de Marsella, al ser su obispo.