Marsella era una ciudad muy grande con una población variada, para la que fueron necesarios diferentes métodos misioneros. Leflón describe las diferencias entre los Misioneros de Francia y los Misioneros de Provenza al acercarse a la misión de la ciudad de 1820:
Ahora, de cara a distribuir del modo más ventajoso el personal, compuesto claramente por personalidades muy diferentes, era necesaria una cierta capacidad de adaptación ya que había que tratar con los pastores de Marsella quienes, a veces, reivindicaban el derecho de rechazar o aceptar las misiones. Algunos de ellos preferían a los Misioneros de París, quienes no estaban envueltos en las disputas locales y disfrutaban de un cierto renombre, debido a su proveniencia de la capital y a su reconocida reputación. Su estilo, más elevado, y su maestría en el uso del la lengua francesa, parecía más apropiado para los oyentes de la ciudad que el estilo informal y el dialecto del Padre de Mazenod y sus hermanos, quienes estaban especializados en la evangelización de los distritos rurales.
Leflon 2, p. 107 – 108
Los Misioneros de Eugenio llevaron con ellos su talento para estar cerca de los más pobres de la ciudad:
Mis cofrades… sienten más atracción, y en eso estoy de acuerdo con ellos, en evangelizar a los pobles de las campiñas que a los habitantes de las ciudades; sus necesidades son incomparablemente mayores y los frutos de nuestro ministerio más seguros con ellos.
Carta a Forbin Janson, Julio-Agosto, 1816, EO VI n. 13
A ellos les enviaron a trabajar en estas tres Iglesias: St Laurent, Les Carmes and St Victor. Las tres estaban en la zona del puerto y estaban compuestas por las clases más pobres.
«Trato de dar a los pobres por amor, lo que los ricos consiguen por dinero. No, no tocaría a un leproso ni por todo el oro del mundo; pero lo curo voluntariamente por amor a Dios.» Madre Teresa.