A cuatro semanas de haber comenzado la misión en Aix en Provence, Fortuné, tío de Eugenio, continuaba entusiasmado por los efectos del ministerio de los Misioneros de Provenza, y de su sobrino en particular.
Su estilo de vida es en verdad sorprendente y Dios realiza maravillas a través de él en las tres iglesias asignadas a sus misioneros, aun cuando él sólo predica en provenzal. Dudo que suceda igual en las demás iglesias, a pesar de la elocuencia parisina que no conmueve el alma como la de tu hijo. Los resultados que ha logrado son tan prodigiosos por su tarea por demás reconfortante, que tenemos trabajo por varios meses por delante.
Como consecuencia, la iglesia y casa de la misión se encontraban literalmente invadidas de penitentes. Fortuné ayudaba a su sobrino y los misioneros, y escribió:
Es tan grande la cosecha, especialmente con los pobres, que me sentiría culpable ante Dios si rehusara prestar ayuda. Escucho confesiones en cualquier momento de cinco de la mañana a nueve de la noche, igual que todos los misioneros de Provenza. La veneración que tienen por tu hijo va más allá de las palabras. Aun su madre es colmada de bendiciones cada vez que aparece en público. He llegado a creer que esos pastores que no le permitieron predicar en sus iglesias se han arrepentido, ahora que han visto todo el bien logrado en Saint Sauveur y Faubuourg, donde la gente llega en multitudes, mañana y noche; tanto para los sermones como confesiones, en ningún lugar se puede ver tanto fervor en las demás parroquias.
Leflon 2, pág. 123-124
“Todos podemos ser testigos de Cristo, no sólo por Sus palabras, sino por Su vida entera. Todo cristiano debería ser un mártir viviente, cuya vida sea por el bien de su Maestro.” Sadhu Sundar Singh