Un acto público de acción de gracias por la curación de Eugenio.
El 3 de mayo, día de la invención de la santa Cruz, convoqué a todos los congregantes en la iglesia de Santa Magdalena para asistir a la Misa que iba a decir por ellos en el altar de la Cruz (decía la santa Misa en mi casa desde el 20 de abril).
Antes de comenzar el Sacrificio les dirigí unas palabras que me dictó el corazón, las cuales fueron comprendidas por los de ellos y nos excitaron también a cumplir durante los santos Misterios lo más santamente que pudimos los deberes de amor y de gratitud que tenemos para con Dios, padre de misericordia que nunca desoye la oración de quienes ponen en él toda su confianza: No se olvidó del clamor de los pobres (Sl 9, 13).
Diario de la Congregación de la Juventud, el 3 de mayo 1814, E.O. XVI