CUÍDEME EN LA PRESENCIA DE DIOS

Escribiendo a su madre durante la agotadora misión de Brignoles, Eugenio le recuerda su necesidad de ser sostenido por su oración. Él necesita ser cuidado por ella en la presencia de Dios.

Pero, aunque físicamente separados, podemos estar presentes en espíritu. Y ciertamente necesito que se ocupe de mí ante Dios, porque no es poca cosa estar encargado de un ministerio como el que me ha sido impuesto…

Carta a su madre, el 16 de enero 1821, E.O. XIII n. 35

La forma de oración preferida por Eugenio era la de estar presente a otra persona estando ambos en la presencia de Dios. Era una cuestión de poner en práctica la promesa de Jesús: “donde dos o más estén reunidos en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos”. (Mateo 18:20).

Trece años antes le había escrito a su madre en términos parecidos y, a menudo, hizo lo mismo en los años siguientes:

Ah! mi querida mamá cree que esta noche no he estado con Vd?…Oh sí!, mi buena madre, hemos pasado juntos la noche al pie de los altares, que me representaban la cuna de Belén; juntos hemos ofrecido nuestros dones a nuestro Salvador, y le hemos pedido nazca en nuestros corazones y fortalezca todo cuanto es débil…
Busquémonos con frecuencia en el corazón de nuestro adorable Maestro.

Carta a su madre, el 25 de diciembre 1808, E.O. XIV n.37

Era una forma de oración de comunión plena y de soporte mutuo, que encontraremos usada por Eugenio de un modo constante con sus Misioneros – especialmente en el rezo de la tarde de la oraison.

 

Si hay dos personas rezando, allí hay tres. Si tres se encuentran para rezar, allí hay cuatro orando. Siempre hay uno más de los que puedes ver”   S. D. Gordon

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