Durante la enfermedad de Eugenio, Napoleón había sido obligado a abdicar y el rey Luis XVIII llegó al trono. Este evento significó el final de la persecución de la Iglesia, comenzada durante la Revolución Francesa, y el final de los peligros padecidos de la policía como congregación de jóvenes.
En el intervalo de la última reunión a ésta ha habido muchos eventos. Francia había cambiado de rostro, y al recobrar la santa religión de nuestros mayores todos sus derechos bajo el apacible dominio de nuestro legítimo Soberano, ya la Congregación no tiene que temer reveses, ni los congregantes y su Director persecución.
Sepamos agradecer al Señor este insigne favor con una renovación de celo y de dedicación en el cumplimiento de todos nuestros deberes. El primer beneficio que debemos a esta feliz e inesperada regeneración es el poder hacer nuestros ejercicios religiosos sin contraste y al descubierto y darles más extensión y publicidad.
Diario de la Congregación de la Juventud, el 15 de mayo 1814, E.O. XVI