Hemos estado viendo que el año 1821 estuvo marcado por una expansión gradual de los Misioneros y la preocupación de Eugenio por mantener el espíritu del carisma fundacional en las tres comunidades. Se preocupaba especialmente por que los nuevos miembros recibieran la formación propia del carisma para la evangelización a los más abandonados. Su primer año de formación era el noviciado. En este tiempo los jóvenes oblatos hacían su noviciado en Laus, bajo el cuidado de Henri Tempier, a quien Eugenio escribió sobre el nuevo novicio:
…Hágale hacer un buen noviciado, no se limite a lo superficial, hágale practicar toda clase de virtudes, fórmele en el amor a la pobreza, la obediencia y la más completa abnegación de sí mismo, al espíritu de mortificación, a la humildad. Lo que digo para él, os lo encomiendo igualmente para todos los demás…
Si no adquieren las virtudes religiosas, estando en el noviciado, malo para después.
Carta a Henri Tempier, 18 Junio 1821, EO VI n.68
La formación de los futuros Misioneros se centraba en que ellos fueran transformados por los valores del Reino de Dios, siguiendo el modelo de Jesús formando a sus apóstoles.
El concepto de “noviciado” no se limita a los votos religiosos. Hoy, un creciente número de miembros de la Familia Mazenodiana tienen un periodo de formación y discernimiento antes de hacer cualquier tipo de compromiso de vivir la oblación en su vida diaria. A menudo, la palabra “noviciado” se usa para describir este proceso. Sea cual sea el nombre que le demos a este periodo de discernimiento y formación, es el establecimiento de los cimientos para un espíritu de oblación que se va desarrollando en nuestra vida diaria.
Nuestra Regla de Vida dice
El noviciado, período de iniciación del candidato en la vida religiosa oblata, está orientado hacia un compromiso público en la Congregación. La admisión al noviciado corresponde al Provincial. Bajo la guía del Maestro de novicios, los aspirantes se aplican a captar el sentido de la vida consagrada. Así pueden discernir más claramente el llamamiento del Señor y disponerse, en clima de oración, a responder al mismo.
CC&RR, Constitución 55
“La vida no es valiosa vivirla a menos que la vivas por Aquel que te dio vida.” Anya vonderLuft