La última misión de 1821 abarcó del 4 de noviembre al 25 de diciembre, en La Ciotat, un pueblo de pescadores y construcción de barcos, a la orilla del mar. Mientras la realizaba, Eugenio estaba en comunión de pensamiento y oración con los miembros de la comunidad de Aix. Ellos eran su fuente de fortaleza al apoyarlo con su oración y apoyo fraterno. También se encontraban ocupados con su misión cotidiana desde la casa, así Eugenio muestra su solidaridad hacia ellos.
Cuando estamos muy ocupados, lejos de quejarnos, bendigamos al Señor que se digna emplearnos así en su servicio, a nosotros que no somos sino unos siervos inútiles.
¡Oh! mis queridos hijos, qué alegría puede ser comparada a la mía viéndoos entrar en la batalla con esas disposiciones; no puedo impedir verter unas lágrimas de consuelo. Sabéis que todo cuanto podéis hacer por las almas, repercute en mi corazón. Por eso bendigo a Dios por lo que realiza bajo nuestros ojos por el ministerio de aquéllos que nos rodean.
Carta al Hermano Honorat y los Padres en Aix, Noviembre 17, 1821, EO VI núm. 75
“Dentro de cada grupo social prevalece un sentimiento de solidaridad, una necesidad imperativa de trabajar juntos y alegría al hacerlo, que representa un alto valor moral.” Christian Louis Lange