El año 1822 mantuvo muy ocupados a Eugenio y los Misioneros, con dieciséis semanas de intensa predicación de misiones (en Signes –de principios de enero a mediados de febrero, en Lorgues –del 17 de febrero al 31 de marzo y en Barcelonnette -Abril 20 a Mayo 20). Antes de iniciar la tercer misión, estuvo en Laus para trabajar con la comunidad de formación y volvió después de la misión para continuar su labor. Henri Tempier estaba preocupado por su salud y le había obligado, bajo obediencia, a cuidarse más. Eugenio obedeció y escribió:
Estoy bien, pero lo repito, es un milagro que atribuyo a la obediencia, porque es seguro que cuando fui, no estaba en condiciones para ponerme en camino… Sólo me levanto a las 6 y seguiré proporcionándome ese alivio re conocido como necesario para reparar las pérdidas de sueño de las misiones anteriores.
Carta a Henri Tempier, Abril 29, 1822, EO VI núm. 82
A pesar del costo a nivel personal, la dedicación y duro trabajo de los Misioneros estaban dando frutos, como escribe desde Barcelonnette:
Nunca se podrá ponderar la importancia y el efecto de esta misión: es a mis ojos y a los de nuestros Señores, la más esencial que hayamos anunciado o dado.
No podremos terminarla sino el año que viene cuando hayamos anunciado que la haremos en el valle entero; si ai obispo de Digne le gusta esa idea el bien será incalculable.
Carta a Henri Tempier, Mayo 20, 1822, EO VI núm. 84
“La Iglesia que no evangelice, se fosilizará.” Oswald J. Smith