HACER SACRIFICIOS PERSONALES POR UN IDEAL

Hemos visto lo importante que era Henri Tempier para Eugenio – habían estado juntos en la “aventura Oblata” desde el principio. Cualquier decisión importante había de ser planeada, ejecutada y evaluada en conjunto. Después de vivir tres años en la misma comunidad y trabajado juntos, se abrió una segunda casa comunitaria en Notre Dame du Laus. Era fundamental que esta segunda comunidad viviera el mismo espíritu proveniente de Dios por los Misioneros en Aix. Esta responsabilidad fue encomendada a Henri Tempier, pues Eugenio le dijo:

Mi primer compañero, habéis desde el primer día de nuestra unión, captado el espíritu que debía animarnos y que debíamos comunicar a los demás.

Se le había pedido hacer el sacrificio de dejar Aix para establecer la nueva comunidad en Laus, y asegurar que las dos comunidades permanecieran en una comunión de espíritu y misión. Tres años después Tempier pidió a Eugenio liberarlo de la carga de ser el superior de Laus y de encontrarse tan lejos. Pesaba mucho en él la responsabilidad del santuario y su ministerio pastoral, así como la capacitación de los jóvenes para llegar a ser Misioneros. . Eugenio le respondió:

Debéis sentir vos mismo que no es posible que haga caso a vuestros deseos. Nadie tiene más derecho a mi confianza…

Eugenio le pidió hacer un sacrificio personal por el bien de los Misioneros.

No hay que olvidar tampoco… la confianza de la Sociedad que os ha confiado el superiorato de su segunda casa, la costumbre de veros y el conocimiento de la regularidad de vuestra conducta, haciendo un contraste sorprendente con la de la mayor de aquéllos que ejercen el ministerio en el resto de la diócesis.
Todas esas cosas unidas, os hacen ver bastante que no es posible de momento, llamaros definitivamente junto a mí……

Carta a Henri Tempier, Agosto 15, 1822, EO VI núm. 86

 

Debemos pagar el precio por cualquier cosa que valga la pena tener y el precio es siempre trabajo, paciencia, amor, auto-sacrificio – falta de dinero, sin promesas que cumplir, sino el oro del servicio auténtico.” John Burroughs

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