Hacia fines de 1822 había ya 12 sacerdotes Misioneros dedicados por completo a la predicación de las misiones parroquiales y de la misión permanente de la casa en Aix, el santuario Mariano en Laus y el centro de peregrinos dedicado a Cristo Salvador en Marsella – además de muchas otras tareas relacionadas a dichos lugares, como los jóvenes, el ministerio sacramental y en las prisiones, etc.
La exigencia a los Misioneros era mucha, por lo que era importante que los jóvenes en formación recibieran una preparación adecuada y sólida. Al escribir a Jacques Marcou, Eugenio subraya algunas de las cualidades necesarias. Marcou fue uno de los primeros miembros de la Congregación de la Juventud en Aix desde 1813, por lo que Eugenio le conocía bien, teniendo un papel importante en su desarrollo espiritual y humano.
Aix el 24 de julio, porque son las doce y media. Me he puesto un poco tarde, mi querido Marcou, para escribirte hoy, por eso me contentaré con darte esta señal de mi recuerdo. Sé que estás bien, y no dudo que te comportas también muy bien.
Trabaja seriamente en avanzar y en perfeccionarte en todas las virtudes. Tú sabes qué hace falta para hacer el bien y te veo dentro de poco ir al combate. Prepara pues tus armas.
Adiós mi querido hijo, te encomiendo también trabajar en el estudio, sin que las dificultades que encuentres te detengan en ese hermoso camino.
Vivid en la unión la más perfecta y en la observancia exacta de nuestras Reglas. Adiós, te abrazo con todo mi corazón. Reza por mí.
Carta a Jacques Marcou, Julio 24, 1822, EO VI núm. 85
El deseo de Eugenio sigue estando presente en nuestras Reglas actuales:
El objetivo de la formación primera es asegurar el crecimiento de aquellos que Jesús llama a ser plenamente sus discípulos, para que adquieran la madurez religiosa y sean capaces de asumir la misión oblata. Esto requiere integrar en la fe todas las dimensiones de nuestra vocación, especialmente la pobreza evangélica, el celibato consagrado y la disponibilidad para el servicio misionero.
CC&RR, Constitución 50
“El yo no es algo que esté listo-hecho, sino algo en formación continua a través de la elección de las acciones.” John Dewey.