Contamos con información detallada de las “Melanges Historiques» de Jeancard de respecto a la visita a la Grande Aumonerie [ed. en París, dirigió la sección Religiosa de la casa real y se encargó de los nombramientos de los Obispos franceses). El Cardinal de Croy, el Grand Almoner, se sorprendió al ver al antiguo Canónigo lleno de vida y vigor, pues esperaba todo lo contrario. Después de ensalzar al sucesor de San Lázaro por su “vejez jovial”, Su Eminencia añadió: “De no considerar el peso de sus años, no habríamos autorizado la permanencia de su sobrino con usted; él también habría de ser llamado a ocupar una sede episcopal al mismo tiempo que usted. Pero lo que no ha sucedido aún, puede suceder”. “Eso es imposible”, respondió el obispo electo; “mi sobrino es indispensable, requiero que esté a mi lado”.
Expresando su opinión, el Padre de Mazenod no fue menos perentorio al rechazar la propuesta del Cardenal, apoyándose en un motivo adicional – el interés básico de su recién formada Sociedad de las Misiones en Provenza. El Grand Aumonier se rehusó aún a aceptar una negativa y unos días después, intentó de nuevo por segunda ocasión, ofreciendo al Fundador la diócesis de Chalons-sur-Marne. Los motivos para declinar fueron nuevamente los mismos de parte del tío y sobrino, por lo que el Príncipe de Croy desistió por el momento: “Muy bien, Monseigneur; puesto que insiste en mantener a su sobrino con usted, aceptaré, pero recuerde que se trata solamente de un préstamo”.
Leflon Volumen 2, Capítulo 6
La diócesis de Marsella había sido cerrada por la Revolución, quedando bajo la administración del Arzobispo de Aix. Por consiguiente, no había habido un Obispo residente ni estructura diocesana en 21 años. Durante su estancia en París, mientras esperaban completar las formalidades civiles y papales antes de que Fortuné pudiera ser ordenado Obispo, tío y sobrino trabajaron en el establecimiento de la estructura, consultando con la gente sobre los nombramientos para el personal del seminario, el capítulo de la catedral, las finanzas para la restauración del palacio del obispo, etc.
“Al convertirte en Presidente, existen todas esas cosas, los honores, el saludo con veintiún cañonazos y demás. Hay que recordar que no son para ti. Son para la Presidencia.” Harry S. Truman