Al encontrarse lejos de su comunidad, Eugenio les recuerda del centro de nuestra vocación Oblata: la misión de invitar a otros a compartir lo que vivimos y experimentar una comunidad misionera: SER para HACER!
Amaos unos a otros; que todos contribuyan al mantenimiento del buen orden y de la disciplina con la fidelidad a la Regla, la obediencia, la abnegación y la humildad.
La Iglesia espera de vosotros todos una poderosa ayuda en su angustia; pero convencéos bien que no seréis buenos para algo, si no avanzáis en la práctica de las virtudes religiosas.
Carta a Hippolyte Courtès, Febrero 22, 1823, EO VI núm. 93
Nuestra misión es proclamar el Reino de Dios y buscarlo sobre todo (cf. Mt 6, 33). Cumplimos esta misión en comunidad, que es un signo de que, en Cristo, Dios lo es todo para nosotros. Juntos aguardamos la venida del Señor en la plenitud de su justicia, para que «Dios sea todo en todos» (1 Cor 15, 28).
Creciendo en la fe, la esperanza y el amor, nos comprometemos a ser levadura de las Bienaventuranzas en el corazón del mundo.
CC&RR, Constitución 11
“Es posible predicar un mejor sermón a través de tu vida que con tus palabras.” Oliver Goldsmith