Eugenio y su tío se vieron obligados a quedarse en París durante varios meses para preparar la ordenación episcopal de Fortunato y todo el trabajo con el Gobierno y la Iglesia para el restablecimiento de la Diócesis de Marsella, que no había existido como tal en 21 años. Tenían que establecerse las estructuras y designar a los que se iban a encargar de la administración. Por este motivo, Eugenio envió a Henri Tempier a pasar algún tiempo en Marsella para reunir toda la información que Eugenio y Fortunato necesitaran en París. A Tempier también se le consultaba cualquier decisión que debía tomarse. Una de ellas era a quién debía nombrar Fortunato como su segundo Vicario General, y Tempier sugirió el nombre del Padre Ricaud. Eugenio respondió:
Había pensado en el proyecto que me proponéis. El Sr. Ricard es ciertamente muy apto para inspirar confianza, pero no os ocultaré que mi tío ha puesto los ojos en otro, y ese otro es Vd. Comprendo todo cuanto podríais responder, pero esa es su idea.
Carta a Henri Tempier, 21 Mayo 1823, EO VI n 104
Eugenio apoyó la idea pues él veía que estaba “en los intereses de la Sociedad” de los Misioneros “conseguir este logro” que él consideraba “sabio y muy apropiado”.
Eugenio le recalcó a Tempier que el nombramiento de Fortunato como Obispo de Marsella estaba motivado por la necesidad de asegurar el futuro de los Misioneros teniendo un Obispo que protegiera sus intereses y les diera estabilidad:
Pero hay que decirlo, el bien de la Sociedad ha influido mucho también en las gestiones que he creído deber realizar. Hay que rendir también justicia a mi tío, ese mismo motivo le ha causado siempre gran impresión, y si ha podido felicitarse por su promoción ha sido en gran parte por la esperanza de hacernos bien. Es cierto por otra parte, que no hubiese nunca aceptado la carga, realmente demasiado pesada para él, de no haber realmente contado con mi ayuda y la de nuestra Sociedad.
Eugenio resume las razones por las que ha promovido tan activamente el nombramiento de Fortunato como
obispo para facilitar a nuestra Sociedad, los medios de hacer el bien en la Iglesia, para consolidar su existencia, etc. No puedo en conciencia, después de haber contribuido tan poderosamente a su elevación, no proporcionarle los medios indispensables para cumplir dignamente lo mejor posible con mi deber.
Carta a Henri Tempier, Junio 1823, EO VI n 107
De este modo, Henri Tempier se uniría a Eugenio en Marsella para permanecer a su lado hasta 1861.
“Este fue una de las cruces más pesadas que el Padre Tempier cargó valientemente durante casi los siguientes 40 años.” Yvon Beaudoin