Algunos días después del retiro en Aix, durante el cual la comunidad había dado por terminada la situación, Eugenio pasó tiempo con el Arzobispo de Aix, aclarando también la situación, según la narración de Leflon
La actitud que mantuvo el Fundador, que estaba dispuesto a aceptar cualquier cosa para salvar a su Sociedad y el cambiante humor del prelado, que dio rienda suelta a todos sus impulsos contradictorios y sucesivos , hizo posible el 8 de noviembre calmar la difícil situación. La conversación del Fundador con el Obispo terminó en buenos términos para ambas partes.
En diciembre, por invitación del Obispo, el Padre de Mazenod hizo una segunda visita, que confirmó el cambio de opinión del obispo: “le rogó al Superior dejar todo en el olvido”, escribió el Padre Courtès a Suzanne, “y le colmó de amabilidad.” El obispo, quien sólo unas semanas antes había amenazado desmembrar la Sociedad de los Misioneros de Provenza por completo, despreocupadamente revirtió su posición, solicitando los servicios de uno de ellos como capellán del hospital en Aix.
Leflon II pág. 250
“La paciencia, la persistencia y la transpiración forman una combinación invencible para lograr el éxito.” Napoleón Hill