Eugenio solía estar los días cercanos al Primer Viernes de cada mes con la comunidad en Aix. Después de esta visita en particular, escribió con alegría sobre su experiencia con los novicios – jóvenes participantes en un intenso año de formación para convertirse en Misioneros.
Lo que me consuela es que la vida que llevan nuestros novicios en la Sociedad, es una vida tan regular, tan llena ante Dios, que se la podría considerar como un retiro continuo.
Carta a Hippolyte Courtès, Junio 8, EO VI núm. 142
Insistía en la importancia de ese año como el período para cimentar una vida de ser y hacer todo por Dios. Si los novicios aprendían cómo “estar llenos ante Dios”, esta actitud interna les acompañaría a través de su vida como misioneros, sin importar qué tan ocupados se encontraran.
La preocupación de Eugenio por todos continúa hoy en día:
“Los Oblatos realizan la unidad de su vida sólo en Jesucristo y por Él. Están comprometidos en tareas apostólicas muy variadas y, al mismo tiempo, cada acto de su vida es ocasión de un encuentro con Cristo que por ellos se da a los otros, y por los otros, a ellos.” CC&RR, Constitución 31