A menudo encontramos en los escritos de Eugenio la lucha entre el bien y el mal, en relación al ministerio.
Consuélate reconociendo que es un nuevo ardid del enemigo de todo bien del cual no sería razonable esperar la menor tregua.
Carta a Hippolyte Courtès, Octubre 11, 1824, EO VI núm. 154
Hay días desgraciados; parece que el demonio ha recibido unos poderes casi tan extensos sobre nosotros como sobre Job. ¡Que el Señor nos conceda su resignación!
Carta a Hippolyte Courtès, Octubre 15, 1824. EO VI núm. 155
En el Prefacio de la Regla de Vida, Eugenio estableció lo siguiente en su manifiesto misionero para los Oblatos:
Es, pues, sumamente importante, es urgente hacer que vuelvan al redil tantas ovejas descarriadas, enseñar a los cristianos degenerados quién es Jesucristo, y, arrebatándolos al dominio de Satanás, mostrarles el camino del cielo. Hay que intentarlo todo para dilatar el reino de Cristo, destruir el imperio del Mal, cerrar el paso a innumerables crímenes, difundir la estima y la práctica de todas las virtudes, llevar a los hombres a sentimientos humanos, luego cristianos, y ayudarles finalmente a hacerse santos.
Prefacio a las Constituciones y Reglas
“Con Su muerte y Resurrección, Jesús nos ha rescatado del poder del mundo, del poder del demonio, del poder del príncipe de este mundo. El origen del odio es éste: somos salvados y ese príncipe del mundo, que no desea que seamos salvados, nos odia y propicia la persecución, que desde el tiempo de Jesús, continúa hasta hoy.” Papa Francisco