Nuestro ángel ha volado al cielo, esta noche a las tres..
Carta a Marius Suzanne, Junio 26, 1825, EO VI núm. 188
Al escribir a su madre acerca de la enfermedad y muerte de su sobrina, Caroline de Boisgelin, Eugenio dice:
Siempre habló del cielo y de la felicidad de estar en la presencia de Dios, con la sencillez y seguridad de una niña que regresa a su casa, con alegría de descansar en el abrazo de su Padre. Sin pesar por la muerte ni el mínimo temor por ello; por el contrario, el pensamiento sólo le divertía, pues con una idea más allá de su edad, vio la muerte como el comienzo de su verdadera felicidad y sólo hablaba de ella con calma y paz en su corazón.
Una vez que conozcas todos estos detalles, no podrás prevenirte más que ninguno de nosotros de tener sentimientos de adoración y encanto. En todo ello hay algo extraordinario y por demás sobrenatural. Si se tratara de alguien de 20 años, me encontraría edificado, pero en alguien de doce es maravilloso, se trata de un prodigio. ¿Cómo entender alguna vez que una niña de su edad nunca consintiera unir sus plegarias a las de nosotros, pidiendo por su recuperación?
…Querida y buena madre, armémonos de fortaleza y valor. Reavivemos nuestra fe y suprimamos nuestras reacciones naturales, mientras agradecemos a Dios haber elegido un alma privilegiada de nuestra familia, un ángel que, habiendo ya entrado en su gloria, alabará a Dios eternamente y será la defensora de nuestras necesidades.
Carta a su madre, Junio 28, 1825, Archivos Generales, Roma, AGR MJ I-1
“He pedido a mis hijos que a mi muerte, suelten globos para celebrar que me gradué. Para mí, la muerte es una graduación.” Elisabeth Kubler-Ross