Eugenio estaba tan completamente convencido de la magnificencia de la vocación Oblata y de la obligación de permanecer fiel a los votos que habían sido profesados por los Oblatos, que no podía comprender cómo alguien podía retractarse. Su fuerte reacción cuando sucedía, se basaba en las palabras de Jesús: “Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, es apto para el Reino de Dios” (Lucas 9:62). Cada vez que sucedía, la veía como una repetición de la terrible consecuencia de las acciones de Judas Iscariote – era una traición a Jesús, y la auto-condena de la persona involucrada.
¡Cuando ahogaremos la especie de Iscarietismo entre nosotros, queridos amigos!, ¡qué horror ver renovarse sin cesar las traiciones más repulsivas! Parece que semejantes monstruos deberían ser más raros.
Carta a Henri Tempier, Junio 22, 1825, EO VI núm. 184
Nuestra Regla de Vida señala nuestro ideal:
“El Señor Jesús, «habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» (Jn 13, 1). Su Espíritu invita sin cesar a todos los cristianos a perseverar en el amor. Este mismo Espíritu nos impulsa a vincularnos más estrechamente a la Congregación, de forma que nuestra perseverancia sea signo de la fidelidad de Cristo a su Padre.” CC&RR, Constitución 29
“La vida no es sencilla para ninguno de nosotros. ¿Pero qué con ello? Debemos tener perseverancia, y sobre todo, confianza en nosotros mismos. Debemos creer que recibimos un don para algo y que debemos lograr lo que ello sea.” Marie Curie