El mandamiento “Amarás a tu Dios con todo tu corazón” (Deuteronomio 6:4), ha sido una obligación que expresa la respuesta total de la persona al amor de nuestro Dios, que da todo. La expresión simbólica de ello en la Iglesia se encuentra en las devociones enfocadas al Sagrado Corazón – al que Eugenio y los Oblatos estaban muy apegados.
La iglesia de los Oblatos en Aix fue dedicada al Sagrado Corazón y en 1818 la Diócesis encargó a los Oblatos la organización de la procesión anual en las calles de Aix, en la fiesta del Sagrado Corazón.
Comprendo, querido amigo, que con una preocupación como la que te doy y te da e¡ asunto del que acabamos de hablar, no tengas el tiempo de darme algunos detalles sobre nuestra bella fiesta del Sdo. Corazón. Ese día mi espíritu estaba con vosotros, y varias veces, qué digo, ¡cien veces! exhalaba alguna exclamación hacia vosotros…
Carta a Hippolyte Courtès, Junio 24, 1825 EO VI núm. 187
Eugenio mismo había elaborado un folleto para la procesión. En él ligó la devoción al Sagrado Corazón con el don de la oblación de Dios en la Eucaristía:
Todos nos reunimos en el nombre del Señor Jesús, con la intención de honrar y adorar al Sacratísimo Corazón de Jesús, inflamado de amor por nuestras almas. Venimos a expresarle nuestra gratitud, en especial después de haber dado Su preciosa sangre por todos. En Su Pasión y Muerte, quiso permanecer con nosotros hasta el fin de los días en el Sagrado Sacramento y ser el alimento de nuestra vida, nuestro compañero, nuestro amigo.
« Exercice a l’honneur du Sacré-Cœur qui se fait par les agrégés tous les premiers vendredis de chaque mois dans l’Église du Sacré-Cœur, dite de la Mission, à Aix »
La procesión se orientó a la compasión de Dios por el mundo y se invitó a los participantes a realizar un acto de consagración para imitar el amor del Sagrado Corazón. Así, el objetivo de la procesión fue una mayor conversión hacia el amor de Dios y a tratar a los demás con el mismo amor.
“El corazón de los hombres, a cualquier edad, se abre sólo al corazón que se abre en correspondencia.” Maria Edgeworth