Al salir de Francia, Eugenio viajó a Turín, donde escribió:
Dedicó hasta la tarde ese servicio de caridad y terminó dejándome en los Jesuítas, donde pasamos varias horas en recorrer desde el sótano hasta el granero, su hermoso colegio de los Nobles, en espera del regreso del P. Rector.
Carta a Henri Tempier, Noviembre 8, 1825, EO VI núm. 205
Durante su exilio Eugenio había sido estudiante en esta escuela, de 1791 a 1794. Al no haber publicado nada a este respecto anteriormente, quisiera dedicar algún tiempo a algunas notas de su diario en referencia a este período.
El colegio de los Nobles, donde se me colocó, acababa de ser confiado a los RR. PP. Barnabitas por el rey Víctor Amadeo. Estos religiosos se aplicaban a dar una educación esmerada a los hijos de familias distinguidas que se les confiaban. Yo fui de los primeros en entrar en ese colegio, y el P. Scati, que era el rector, me mostró desde entonces una gran amistad…
Quedé en el colegio poco más de tres años. Tuve como profesor al P. Massimini, y en aquella época el P. Cadolini, hoy día obispo en la Marca de Ancona, fue uno de mis maestros. El Sr. Tavenet, de San Sulpicio, era asistente de una de las alas donde yo habitaba, y debo a su severidad el haber estudiado como es debido y el haber sido siempre el primero en las clases.
Diario del Exilio en Italia, EO XVI pág. 28
“La educación es lo que queda después de haber olvidado lo aprendido en la escuela” Albert Einstein