Mi querido amigo, he llegado esta mañana a Roma, demasiado tarde para tener la dicha de celebrar la santa misa… Es el primer día desde nuestra salida de Génova que he sido privado de ese consuelo. Ese contratiempo que me ha afectado mucho, era una especie de anuncio, de los desastres de los que debía enterarme, por vuestra carta del 1o de noviembre (n.° 1) que me ha penetrado del más vivo dolor.
Henri Tempier había escrito para informar a Eugenio sobre la mala conducta del Padre Vachon, quien dejó a los Oblatos en noviembre, y de cinco novicios que no terminaron el noviciado.
Es una prueba muy fuerte, hay que confesarlo, en el aislamiento en que me encuentro; ya me he quejado al Señor lo más amorosamente que me ha sido posible en la bendición que he ido a recibir a la iglesia del Gesú, pocas horas después de mi llegada a esta capital del mundo cristiano.
No sabemos cuál había sido la falta de Vachon. Una carta posterior del Padre Dupuy nos dice que había solicitado integrarse a la Diócesis de Digne como sacerdote diocesano, pero que “el Obispo, estaba lleno de indignación hacia él” y “qué horrible fue su crimen.” (“Bernard Vachon” en el Diccionario Histórico Oblato I)
Temo mucho que el miserable que acaba de apostatar, sea un malvado completo. Después del pequeño retiro que le hice hacer en Marsella, renovó sus votos y me entregó por escrito la expresión de su arrepentimiento. No hay que dudar en expulsarlo. Os doy el poder de desligarlo, cuando hayáis consultado con los Asistentes, y suponiendo, como no lo dudo, que sean de esa opinión. Expulsen al Sr. Vachon, lo ha merecido mil veces.
Carta a Henri Tempier, Noviembre 26, 1825, EO VI núm. 208
Yvon Beaudoin, continúa en el Diccionario Histórico: “Tras el nombre de Vachon en el Registro de entradas al noviciado, el P. de Mazenod escribe: “Ha apostatado de una manera indigna, lo que lleva a suponer que perjuró desde el día de su oblación, es decir, que no entró en la Congregación más que para lograr las órdenes decidido a salir, a pesar de sus votos y del juramento, una vez que fuera sacerdote”.
“No puede haber gran desilusión donde no hay un profundo amor.” Martin Luther King, Jr.