Eugenio llegó a Roma específicamente para solicitar al Papa el reconocimiento y aprobación oficial de la Congregación Oblata, llevando con él todos los documentos necesarios. En preparación para su reunión con el Papa, había elaborado una petición oficial para presentarle. Se trata de un importante documento en la historia de nuestro desarrollo, pues resume quiénes éramos a diez años de nuestra fundación. Lo sabremos en los próximos días.
Santísimo Padre,
El sacerdote de Mazenod, vicario general de Marsella, postrado a los pies de Su Santidad, tiene el honor de exponerle que desde el año 1815, habiendo manifestado el soberano pontífice Pío VII el deseo de que se dieran misiones en Francia al pueblo desmoralizado por la revolución, se propuso consagrarse, con algunos compañeros elegidos, a ese santo ministerio en la diócesis de Aix de Provenza.
Petición para la aprobación del Papa León XII, Diciembre 8, 1825, EO XIII núm.48
Para Eugenio, nuestra existencia era una respuesta directa del llamado de la Iglesia a servir a quienes se habían distanciado de Dios como resultado de la Revolución, siendo los más abandonados en el ministerio de la iglesia local.
Subraya que la fundación de los Oblatos no se debió a su iniciativa personal, sino a la respuesta al llamado de Dios, expresado a través del líder de la Iglesia. Es la idea central que expresa emotivamente en el Prefacio de las Reglas:
La Iglesia, preciada herencia que el Salvador adquirió a costa de su sangre, ha sido en nuestros días atrozmente devastada. Esta querida Esposa del Hijo de Dios llora aterrorizada la vergonzosa defección de los hijos por ella engendrados…
En esta lamentable situación, la Iglesia llama a voces a los ministros a quienes confió los más preciados intereses de su divino Esposo, para que se esfuercen en reavivar con la palabra y el ejemplo la fe a punto de extinguirse en el corazón de buen número de sus hijos.
Prefacio de las CC&RR
Es una convicción que encuentra eco en la primera Constitución de las Reglas actuales de los Oblatos:
El llamamiento de Jesucristo, que se deja oír en la Iglesia a través de las necesidades de salvación de los hombres, congrega a los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.
CC&RR, Constitución 1
“Puedes estar comprometido con la Iglesia y no con Cristo, pero no puedes estar comprometido con Cristo sin estar comprometido con la iglesia.” Joel Osteen