En relación a los estudios de Eugenio en el seminario, Lubowicki escribe (http://www.omiworld.org/dictionary.asp?v=11&vol=1&let=M):
“Conservamos 1373 páginas de notas de Eugenio relativas a los cursos de S. Escritura, de dogma, de moral y de derecho canónico. El nombre de María aparece en el tratado del Nuevo Testamento y en el de los pecados. De las 125 páginas que atañen al N. Testamento, unas 10 se consagran a ella. María es presentada como íntimamente unida a su Hijo. Las virtudes que la distinguen son la humildad, la fe sin sombra de duda y su actitud meditativa al conservar en su corazón todo lo que oía y veía de su Hijo. A pesar de su admiración por la Virgen, el profesor llama a María y a José «personas oscuras» y «pobres».
En el tratado de los pecados, el profesor se pregunta si María estuvo exenta de todo pecado. Aunque da a conocer la opinión de L. Bailly, según la cual «la santa Virgen pecó […] en Adán», el profesor explica que María «nunca fue tocada por el pecado original». Cuando Eugenio oye decir que genios como San Bernardo o el abad Ruperto eran contrarios a la Inmaculada Concepción, comenta:
«¿Qué hay que concluir? Que no han captado el sentido de la tradición y que se han engañado.”
¡El futuro fundador de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada ciertamente tenía convicciones firmes! Hoy en día, continuamos su convicción en nuestra Regla de Vida:
“Y dondequiera que los lleve su ministerio, tratan de promover una devoción auténtica a la Virgen Inmaculada, que prefigura la victoria definitiva de Dios sobre el mal.”
CC&RR, Constitución 10
“Pero María atesoraba todas estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón. 20 Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.” Evangelio de Lucas 2:19-20.