JESÚS, QUE VIVES EN MARÍA, VEN Y VIVE EN MÍ

Respecto a la formación espiritual de Eugenio, Lubowicki escribe:

Juan Santiago Olier, fundador del seminario, ha elaborado una espiritualidad en la que ponía de relieve que el sacerdote es alter Christus, y por tanto alguien que sigue a Cristo en todo, incluso en su relación con María. Uno de los principales motivos que llevó al Sr. Olier a la devoción mariana fue «el deseo de entrar en los sentimientos de Nuestro Señor para con su santa Madre». Por eso los sulpicianos procuraban que cada uno de los sacerdotes formados por ellos pudiera decir: «No vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Ga 2, 20). María era presentada como el modelo de esa actitud, puesto que Cristo habitó en ella en el sentido más pleno de la palabra. En la espiritualidad del seminario, «honrar a María» significaba, pues, contemplar en ella la vida de Jesús y tratar de que Jesús habitara en nosotros como habitaba en María. La mejor expresión de esta espiritualidad mariana cristocéntrica parece darse en la oración O Jesu, vivens in Maria, que se rezaba después de la meditación. Se puede decir que las ideas que contiene constituyen la esencia de la espiritualidad mariana sulpiciana, en la cual fue formado Eugenio.

Casimir Lubowicki, “María” en el Diccionario de valores oblatos, http://www.omiworld.org/dictionary.asp?v=11&vol=1&let=M

Eugenio quiso que los Oblatos dijeran esta oración todos los días, convirtiéndose en una parte de nuestra tradición espiritual:

Oh Jesús, que vives en María:
ven a vivir en nosotros, tus siervos,
con tu Espíritu de santidad,
con la plenitud de tus dones,
con la perfección de tus caminos,
con la realidad de tus virtudes,
con la comunión de tus misterios.
Domina en nosotros sobre todo poder enemigo,
por tu Espíritu Santo, para gloria del Padre. Amén.
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