La última etapa antes de su ordenación al sacerdocio, fue el diaconado. En el tiempo de oración antes de recibir el diaconado, consciente de no merecerlo, invita a María a acompañarle e interceder por él.
Si es posible, no dejaré pasar un solo día sin decirme que es un día más que me acerca al sacerdocio y, reconociendo que me falta todo para recibir dignamente ese orden sublime, me humillaré profundamente ante Dios, confesándome culpable por no haber correspondido a las solicitudes que su bondad infinita quiso hacerme y suplicando a esa gran misericordia que me ha cubierto con su sombra, que olvide mis infidelidades y fortalezca y confirme mis propósitos, y que derrame de nuevo sobre mí con más abundancia todavía, si es posible, su gracia y sus beneficios, permitiéndome que no abuse de ello como en el pasado.
Por último suplicaré a la Santísima Virgen me tome bajo su protección e interceda por mí.
Retiro en preparación para su ordenación al diaconado, Mayo 1811. EO XIV núm. 85
“Esta fue también la experiencia de la Virgen María. Ante el mensaje del ángel, no oculta su sorpresa. Es el asombro de darse cuenta que Dios, para convertirse en hombre, había elegido a ella, una sencilla doncella de Nazaret: no a alguien que viviera en un palacio, entre poder y riqueza, o que hubiera realizado cosas extraordinarias, sino sencillamente a alguien que estaba abierta a Dios y había colocado su confianza en Él, aún sin comprender todo:… Dios siempre nos sorprende, anula nuestras categorías, cambia nuestros planes. Y nos dice: ¡Confía en mí, no temas, déjate sorprender, déjate atrás y sígueme!” Papa Francisco