El P. Lubowicki continúa mostrando cómo el ministerio con la juventud del joven Padre Eugenio buscaba desarrollar una actitud Mariana en los jóvenes, en su acercamiento a Dios y las expresiones de su fe y estudia la Regla escrita por Eugenio para los miembros de la Congregación de la Juventud.
El Reglamento propone un estilo de vida personal y actividades de grupo. Para la vida personal, invita a rezar cada día la oración de San Bernardo: «Acordaos, oh piadosísima Virgen María«, y propone: «varias veces además, en el curso de la jornada, lanzarán algunas flechas de amor hacia su corazón maternal, con breves pero fervientes aspiraciones«. Al invitarles a la visita al Santísimo, les recuerda «que antes de salir de la iglesia […] no olvidarán dirigir algunas plegarias a la Santísima Virgen, pues nunca hay que separar a la Madre del Hijo«. En 1813 Eugenio les propone que recen una decena del rosario y se duerman «tranquilamente teniendo en los labios, y más todavía en el corazón, el santo nombre de Jesús y de María.»
La presencia de María impregnaba así las jornadas de la vida personal de los congregantes, pero también su vida común. La imagen de María figuraba en el blasón de la Asociación. Todos los ejercicios terminaban con esta oración rezada en provenzal: «Alabado sea Jesucristo y que María, siempre inmaculada, sea también alabada con su divino Hijo«.
Las reuniones empezaban con el rezo del Ave Maria y terminaban con el Sub tuum. El Reglamento obligaba a los jóvenes a rezar el oficio divino en común los jueves y domingos: maitines y laudes de la Virgen y canto de vísperas del mismo oficio. Parece, pues, que Eugenio olvida la máxima de su maestro de Venecia: «Nunca demasiado, siempre bien«. Queda, con todo, la evidencia de que quiso impregnar de la presencia de María las jornadas y las actividades de sus jóvenes.
C. Lubowicki, “Mary” in the Dictionary of Oblate Values, http://www.omiworld.org/dictionary.asp?v=11&vol=1&let=M (“María” en el Diccionario de valores oblatos)
Eugenio transfirió este ideal a los Oblatos, realizado y expresado en nuestra Regla actual: “María Inmaculada, por su respuesta de fe y su total disponibilidad a la llamada del Espíritu, es el modelo y la salvaguardia de nuestra vida consagrada.”
CC&RR, Constitución 13
«Entonces su madre y sus hermanos llegaron a donde Él estaba, pero no podían acercarse a Él debido al gentío. 20 Y le avisaron: Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte. 21 Pero respondiendo Él, les dijo: Mi madre y mis hermanos son estos que oyen la palabra de Dios y la hacen.» Lucas 8:19-21